Han pasado más de dos años desde que en marzo de 2020 el coronavirus llegara a nuestras vidas. A partir de ese momento comenzamos a vivir una situación sanitaria y social totalmente inédita producida por la pandemia del covid 19. En la segunda mitad del siglo XX y en lo que llevamos del siglo XXI, ha habido otras pandemias en Europa (Huremovic, 2019), pero ninguna ha tenido la extensión y las implicaciones sociales de la actual.
Nos gustaría hacer balance de las consecuencias psicológicas que ha tenido (y tiene) esta pandemia para la población general y, para ello, hablamos con Ainara Mayayo, psicóloga clínica.
Tras más de dos años de pandemia, con un confinamiento total incluido, la población está acusando un desgaste físico y emocional. Naciones Unidas lleva tiempo avisando de la "crisis masiva" de salud mental debido a la pandemia ¿Cuál es su opinión como especialista?
En el momento que tuvimos que afrontar el estado de alarma y los meses de confinamiento, reaccionamos a un estresor agudo para el que no estábamos preparados; nuestro cerebro puso todos sus recursos en acción para afrontar la situación con el menor costo posible. Poco a poco, fuimos siendo conscientes de que la situación parecía alargarse más de lo que habíamos imaginado, así que lo que afrontamos como un evento único se convirtió en una fuente de estrés permanente. Es en el momento en el que comenzamos a percibir la situación a largo plazo cuando las dificultades crecen y el estrés agudo al que reaccionamos de forma puntual se convierte en algo permanente y las consecuencias a nivel físico, psicológico, social y económico, sumadas a la falta de previsión, hacen que se agrave la sintomatología relacionada con la salud mental de las personas. Este es el motivo por el que una vez que parece que la situación a nivel sanitario está controlada, todavía muchas personas continúan trabajando y afrontando sus dificultades a nivel psicológico.
¿Cómo nos ha afectado la pandemia a nuestra salud mental? ¿Cuál es el principal impacto mental de la pandemia en la población general?
Todas hemos tenido que enfrentar una circunstancia para la que no estábamos preparadas. Dependiendo de la forma de gestionar la realidad a nivel emocional y de las consecuencias directas que las personas hayan sufrido en esta pandemia se esperará que los síntomas que presenten sean unos u otros. En términos generales, hemos visto que los casos de ansiedad y depresión han crecido mucho en este último periodo. La incertidumbre, la pérdida de contactos sociales, los duelos que no se pudieron ritualizar o personas queridas enfermas a las que no se ha podido acompañar, etc…; hemos tenido que hacer frente a situaciones durísimas de forma directa o indirecta y sin duda ha ido calando a nivel emocional.
Hay estudios que indican que casi la mitad de la población duerme menos que antes de la pandemia, un tercio sufre ansiedad y un altísimo 40% refiere síntomas moderados o graves de depresión. Es un sondeo de percepción, pero ¿qué indica?
Necesitamos reparar las consecuencias de haber estado sometidos a una situación de incertidumbre e indefensión alargada en el tiempo. Necesitamos priorizar la salud mental apostando por recursos individuales y grupales, que permitan trabajar a nivel emocional estos más de dos años de pandemia. Es momento de fomentar y divulgar sobre el autocuidado a nivel personal, pero también las instituciones deben velar por ello.
Hay estudios que indican un aumento del 20% en el consumo de psicofármacos. ¿Qué consecuencias puede tener esto?
El uso de psicofármacos puede ser importante para algunas personas. Es un punto de partida necesario para poder estabilizarse y trabajar a nivel terapéutico, aunque España, junto con Portugal, es el país de Europa donde más psicofármacos se recetan. Así que mi pregunta es… si los servicios públicos de salud tuvieran el número de profesionales de la psicología adecuado para dar una atención psicológica de calidad, ¿este número disminuiría? Yo apuesto que sí. Medicalizamos el sufrimiento porque no tenemos recursos suficientes para acompañar con calidad a las personas que lo necesitan y muchas de ellas no pueden acceder a la atención psicológica privada.
Algunos modelos también se han visto modificados desde la llegada de la pandemia. El teletrabajo se ha instaurado y parece que llega para quedarse ¿Cómo está afectando el teletrabajo continuado en la población? ¿qué consecuencias tiene en nuestra salud mental?
El teletrabajo parece que ofrece posibilidades de conciliación a las personas y familias, pero es importante establecer algunas reglas para que teletrabajar de forma continua no suponga una carga de estrés mayor. Algunos ejemplos: limitar un espacio de trabajo, apagar el ordenador al fin de la jornada, cambiarse e higienizarse para comenzar la tarea laboral… En mi opinión, hay algo importante que se pierde, que son las relaciones cara a cara con los demás compañeros y compañeras, algo tan importante en la resolución de tareas como en los espacios más distendidos donde conocerse un poco más. El teletrabajo es una herramienta y como toda herramienta debemos encontrar el uso apropiado para poder hacer un balance positivo entre los costos y beneficios.
¿Qué otros desafíos psicológicos identifica con respecto al coronavirus?
Poder mirar hacia delante y adaptarnos a la nueva situación pandémica donde las restricciones son mucho menores. Hay personas tomadas por el miedo que están teniendo dificultades para esto. También creo que otro desafío ocurriría si la situación vuelve de nuevo a complicarse y vuelven las restricciones. Soltar el control y adaptarse a lo que nos toque vivir es un desafío, aunque también es garantía de salud mental.
¿Qué cosas positivas observas en esta crisis?
Muchas personas relatan aprendizajes y vivencias positivas de todo este tiempo. Hemos aprendido a parar, a quedarnos con lo sencillo, a valorar la aportación de los servicios públicos de salud y sus profesionales, hemos puesto consciencia a la necesidad de cuidarlos; hemos comenzado a hablar de salud mental sin tabúes y, sobre todo, se ha puesto de manifiesto la capacidad de adaptación y superación de los seres humanos.
Ainara Mayayo, nos da algunos consejos para ayudarnos a mitigar estas situaciones de estrés mental provocados por la fatiga pandémica:
- Escúchate, ¿cómo te sientes con el momento que estamos viviendo?
- ¿Qué puedes hacer por pequeño que sea para mejorar tu situación?
- Recuerda darle un espacio a tu autocuidado (físico, emocional y social)
- Y apúntate al reto de mantener tu mente en el presente, en el hoy... Mañana no sabemos qué ocurrirá, así que intenta cada día hacer algo por ti.